El proceso de oxicorte consta de dos etapas bien diferenciadas: una primera fase donde el acero se calienta a una temperatura de 900 ºC mediante una llama alimentada por oxígeno y otro gas combustible; en la segunda fase es la corriente de oxígeno la que corta el metal y elimina los óxidos férricos generados.

El proceso se debe realizar con un soplete que requiere dos conductos. Por el primer conducto circula el gas de la llama calefactora (acetileno, hidrógeno…), mientras que por el otro circula el oxígeno. Así se completa el equipo oxicorte. El soplete genera una llama carburante que calienta el acero y cuando se abre la válvula de oxígeno se produce una reacción con el hierro transformándolo en óxido férrico (Fe2O3). Como su temperatura de fusión es inferior a la del acero, se funde en forma de chispas. El chorro de oxígeno puro que sale del soplete tiene una alta precisión y permite cortar piezas metálicas de diferentes grosores y formas.

El oxicorte se puede aplicar en el corte de chapa, el corte de perfiles, el corte de tubos, el corte de piezas complejas, el corte de chatarra, etc. El oxicorte también se puede combinar con el corte por plasma. El oxicorte y el corte por plasma son sistemas complementarios que ofrecen una mayor versatilidad y eficiencia en el corte de metales.

• Permite una perforación rápida y precisa.
• Muy alta calidad de corte y filos de corte rectos.
• Cortes siempre isogonales a 90º
• Cortar piezas con superficies metalúrgicamente óptimas (oxidadas)
• Nivel de coste: Bajo